Cuando por fin logré comprar mi consola PSone, uno de los primeros juegos que jugué en ella fue Resident Evil 3 Nemesis
Ya anteriormente, en casa de amigos, había jugado Resident Evil 1 y 2. Cuando finalmente jugué RE3 Nemesis, volver a jugar con Jill fue lo máximo. El terror era fuerte en éste juego, y la tensión cuando de sorpresa salía Nemesis a perseguirte. La adrenalina se soltaba.
Cuando acabé el juego por primera vez, cosa que me costó lograr, resultó que el juego tenía algo de “Replay Value” o valor de rejugabilidad, en la forma de epílogos: Cada vez que se terminaba el juego, saldría un nuevo epílogo que nos contaba lo que había sucedido con personajes de los anteriores Resident Evil.
De tanto que jugué y le dediqué al juego, para sacar el total de 8 epílogos, ya tenía la suficiente confianza de jugarlo en la máxima dificultad. Ya sabía dónde hay items, dónde hay que regresar para presenciar ciertos eventos, el momento en que salta un perro, la ubicación de los items para echar a andar el tranvía, los momentos en los que aparece Nemesis, la forma de resolver los acertijos, la ubicación de todos los archivos, todo en ese gran juego me lo sé de memoria.